Por José Moncada, CEO y fundador de la Bolsa Social
Como sociedad nos enfrentamos a retos enormes: el cambio climático, la creciente desigualdad, el envejecimiento de la población, las migraciones, la degradación de la biodiversidad…
Estos retos enormes están bien definidos en los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas (los ODS). Los ODS no sólo se dirigen a los gobiernos. Es una tarea común que requiere acción por nuestra parte como ciudadanos. Debemos cambiar hábitos de consumo y de producción no sostenibles, los modelos energéticos, de movilidad y de urbanismo y hacer un esfuerzo por incorporar en la sociedad a todos sus miembros, con independencia de sus capacidades.
La Unión Europea ha puesto en marcha un ambicioso paquete de medidas destinadas a luchar contra el cambio climático y desarrollar una economía sostenible. La sostenibilidad es un elemento clave en el Plan de Acción sobre Finanzas Sostenibles de la UE y en el Plan Nacional de Recuperación, Transformación y Resiliencia que el Gobierno de España ha puesto en marcha con los fondos europeos para paliar los graves efectos de la crisis de la Covid 19.
Para lograr las metas dibujadas en los ODS, no es suficiente el esfuerzo público. Debe ser un esfuerzo colectivo de todos los agentes. Eso nos incluye a las empresas, los consumidores y el sector financiero. Lo público y lo privado deben trabajar de la mano porque los esfuerzos que requieren los retos a los que nos enfrentamos son enormes.
Es de Perogrullo, pero mantener el statu quo no va a propiciar las soluciones para resolver nuestros retos sociales y medioambientales. Tenemos que transformar sectores enteros. Darles la vuelta de arriba abajo. Para ello, es necesario que impulsemos en nuestro país, de una manera decidida, la innovación. Por mucho dinero que pueda movilizar, el sector público no es el que innova: es el sector privado el que innova, investiga, se arriesga y encuentra nuevas soluciones, tecnología, respuestas posibles para nuestros retos. Pero para ello necesita el apoyo del sector público.
Innovar no es fácil. Se requiere un cambio de mentalidad y un ecosistema de emprendedores que facilite ese dinamismo que necesita el sector privado para ser creativo. Además de la financiación, se necesita mucho talento. Necesitamos hombres y mujeres bien formados, que sean capaces de arriesgarse, lanzarse a buscar soluciones innovadoras con generosidad y audacia.
Desde el Fondo Bolsa Social vemos muchos de esos emprendedores-innovadores que impulsan sus proyectos empresariales de impacto social. Pero no pocas veces vemos casos en los que los emprendedores carecen de una formación adecuada para crear una empresa de la nada -cosa nada sencilla, por cierto- y dirigir el timón de la empresa en su crecimiento -cosa más difícil aún. Emprender y dirigir un proyecto empresarial exige conocimientos prácticos y técnicos específicos que deben adquirirse. Por eso, me parece fundamental que, para construir esa sociedad dinámica de emprendedores sociales, incorporemos en el syllabus de nuestros escolares la formación en emprendimiento y empresa, como ocurre en otros países de nuestro entorno.
También sería muy útil incorporar en la formación de nuestros escolares conocimientos financieros básicos que les ayuden a tomar mejores decisiones de ahorro y de inversión. Las nuevas generaciones salen del cascarón convencidas de la importancia de un consumo más responsable, un modelo económico sostenible, que cuide del planeta, que sea inclusivo y que dé oportunidades para todos.
Démosles desde las escuelas las herramientas adecuadas para que puedan desarrollar todo el potencial de su talento y convertirse en los creadores y directivos de las empresas del futuro, que pongan a las personas y al planeta en el centro. Es el primer paso para asegurar un futuro sostenible y nos jugamos mucho en ello. Formemos desde la escuela a emprendedores e inversores conscientes.
Artículo publicado originalmente en la revista «Empresa Global» de Afi, en octubre de 2021.
José Moncada
CEO y fundador de la Bolsa Social