El pasado 8 de agosto celebramos el día de sobrecapacidad la Tierra. Lo de celebrar es un decir, claro, porque lo que la Global Footprint Network nos recordó ese día es que la humanidad consumió todos los recursos anuales que la Tierra puede proveernos de forma sostenible. La fecha es evidentemente un día simbólico, pero sirve para llamar la atención sobre la capacidad de carga de la Tierra, la estimación del tiempo que una especie puede sobrevivir en un ambiente. En este caso, hablamos de la especie humana y de su planeta natal.
El caso es que no solo consumimos más de lo que el medio ambiente puede soportar (y proveer) sino que además el ritmo al que lo hacemos es cada vez superior. El año pasado el día de sobrecapacidad tuvo lugar el año pasado el 13 de agosto. Hace dos años, el 19. En 1987, la primera vez que se calculó esta fecha, se situó el día en el 19 de diciembre.
Pero el problema no es que seamos muchos, sino que consumimos y producimos mal. Es aquí donde cobra importancia la economía circular, un concepto cada vez más extendido pero que, aunque a todos nos suena bien, ni siquiera conocemos con certeza. ¿Qué es?
Hacia el fin de la economía lineal
Para empezar, la economía circular algo opuesto a la economía lineal. Esto es, aquella que extrae recursos y los transforma para su consumo y es finalmente desechada como un residuo. En este nuevo modelo, los recursos necesarios para crear productos y servicios son obtenidos de forma sostenible y reduciendo al mínimo la cantidad de residuos generados.
Hasta hace poco, las empresas que se regían por estos principios nos parecían algo futurista, pero ahora se nos presentan como algo necesario. Energías renovables, reciclaje, productos con menor obsolescencia y multitud de compañías que priman el uso compartido frente a la propiedad son algunos ejemplos.
Características de la economía circular
En 2012, la fundación Ellen McArthur publicó un informe que resulta esencial para comprender la economía circular. En él, además de plasmar sus beneficios sociales y económicos, se detallan cuatro características esenciales de este modelo.
- La primera es la del diseño sin residuos, que plantea la fabricación de productos con materiales cuya degradación se adapte a los procesos naturales y de una forma tóxica o que se posibilite su reutilización con la menor pérdida de calidad posible. Por ejemplo, ¿cómo tenemos nuestro cubo de reciclaje de plástico y envases? ¿Sería posible que nuestras compras en el supermercado no generaran bolsas y bolsas de basura de cada mes? Unverpackt.
- Otra de sus características es que aumenta “la resiliencia por medio de la diversidad”. Quiere decir que los procesos productivos abandonan un único paradigma de la máxima eficiencia por otro en el que haya una capacidad de reacción al cambio mediante sistemas más adaptables y modulares. Grosso modo, se trata de no apostar el éxito a una sola carta, que es una estrategia de beneficios evidente en la agricultura, por ejemplo.
- La tercera característica parece que es más comúnmente aceptada, tanto en la iniciativa privada como en la política pública: trabajar hacia el uso de fuentes de energía renovables. Esto está relacionada con la primera característica, ya que supone la prestación de un servicio esencial, sin la generación de residuos tóxicos.
- La Fundación Ellen McArthur también propone “pensar en sistemas”. Es decir, idear procesos económicos teniendo en cuenta cómo encajan dentro de contextos que vayan más allá de la dinámica de extraer, procesar, consumir y tirar. Es necesario tener en cuenta los ciclos de la naturaleza y el medio ambiente y hacer que nuestra economía forme parte de ese ciclo.
- La última característica complementa esta última y se refiere a “pensar en cascadas”, lo que supone en cómo extraer valor en cada uno de los pasos de los sistemas en los que se encajan los procesos. En el proceso de aprovechamiento de la madera, por ejemplo, sacar provecho de la degradación de la madera por parte de microogranismos que la transformen en energía o que den más vida a ésta después de ser un mueble o un palé.
Seguramente se te ocurren un montón de ejemplos de empresas o de sistemas donde se cumplen estas características. Pero lo más importante son aquellas ideas de negocio o de organización de economías (locales o globales) que todavía no se han escuchado. ¿Se te ocurre alguna?