Fundación Ford e Inversión de Impacto | Bolsa Social

El dilema entre rentabilidad financiera y valores éticos está muy presente en todas las organizaciones que buscan producir un impacto social. Algunas de estas organizaciones, incluso, han optado erróneamente por dejar de lado sus objetivos de transformación social, para agarrarse únicamente a inversiones sin riesgo.

Es un camino peligroso para quien tiene entre sus objetivos primigenios solucionar retos sociales y medioambientales.  Un camino en el que partners y financiadores comienzan a sentirse incómodos y abandonando a sus aliados.

Es el caso de la renombrada Fundación Ford, quien hace poco reconocía haberse desviado demasiado de su camino. Para enmendarlo, decidió apostar por los principios de la inversión de impacto, que conjugan la rentabilidad con la búsqueda de soluciones sociales  y medioambientales, como contaba este artículo en el NEW YORK TIMES (publicado el pasado abril) que hemos traducido para este blog:

«Hace pocos días, Peter Nadoy, Director de Inversiones de la Ford Foundation y que trabajó en Morgan Stanley durante 27 años, afirmó en una rueda de prensa que el área de inversiones de la fundación destinará mil millones de dólares de su fondo a inversiones «que no sólo tengan un buen rendimiento financiero, sino que conlleven un beneficio social concreto».

«En un sistema donde el atractivo de cualquier inversión siempre se ha medido por medio de la rentabilidad financiera que produce, convencer al consejo de la fundación y al personal trabajando en inversiones fue una tarea bastante difícil. Se debe a que, si el retorno de estos fondos no supera el 5% de la tasa anual de gasto, no son considerados exitosos y pueden ir debilitándose hasta desaparecer».
 
Esta búsqueda exclusiva de la maximización de la rentabilidad hizo que en los últimos 50 años la fundación invirtiera en activos que a pesar de ser rentables iban en contra de los valores  de esta. No obstante, cómo afirmó el Presidente de lafundación Darren Walker, «la rentabilidad de los fondos debe ir acorde con la misión de las fundaciones a las que sustentan… y existen opciones éticas, transformadoras y con impacto para administrar estos recursos». 
 
Aunque todavía no se ha iniciado la inversión, Nadoy afirmó que se enfocarán en emprendimientos sociales que busquen aumentar el acceso a la vivienda y servicios financieros por parte de la comunidad en Estados Unidos y en países emergentes. 
 
Dado el escepticismo y aprensión de algunos sectores por la apuesta de la fundación (entre estas la Carnegie Corporation de Nueva York con un portfolio de 3.000 millones de dólares), Nadoy afirmó que la inversión de este billón de dólares se hará en un plazo de 10 años, para poder ir evaluando los rendimientos previo a continuar invirtiendo, reduciendo así el riesgo. 
 
Aunque Nadoy afirmó haber tenido reservas y dudas frente a esta estrategia, en la rueda de prensa afirmó sentirse completamente comprometido con este nuevo enfoque e invitó a fondos de pensiones, de universidades y fondos de capital privado a sumarse a la iniciativa y de esta manera transformar el mercado de capital en un «acelerador de la justicia e inclusión».
 
Cabe resaltar que no es la primera gran fundación en implementar esta estrategia, aunque si es la primera de esta envergadura. Organizaciones cómo el fondo Rockefeller Brothers, la fundación W. K. Kellogg y la fundación John D. and Catherine T. MacArthur, entre otras, cuentan con un portafolio en inversiones de impacto. Este boom, ha tenido un efecto importante en muchas de las grandes corporaciones financieras de Wall Street, las cuáles están creando portafolios de inversión con impacto social para ofrecer a sus clientes». 

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