Azahara Espejo
COO La Bolsa Social
Las mujeres son el activo más infrautilizado del mundo. Excluirlas de las oportunidades económicas no favoreciendo su nacimiento y desarrollo como emprendedoras o no fomentando su ascenso a puestos de poder, es el mayor lastre para el desempeño económico general y para la innovación necesaria en la resolución de los grandes problemas sociales y medioambientales a nivel global.
Según el Banco Mundial, brindar igualdad de oportunidades podría generar $160 billones basado, simplemente, en un mejor uso de las habilidades humanas. Los números son indiscutibles: el apoyo a la mujer emprendedora no es solo una decisión ética, es la decisión inteligente.
Si bien las mujeres representan más de la mitad de la población, las fundadoras siguen considerándose una rareza, representando a día de hoy menos de un tercio de los emprendedores en Europa. Mientras que este número, afortunadamente, ha ido en aumento durante los últimos años, las mujeres siguen estando particularmente subrepresentadas en el capital riesgo, habiendo obtenido tan solo un 1% de la inversión en capital riesgo en 2021. Una cifra que sigue el mismo patrón en el resto del mundo: en Estados Unidos, las mujeres recibieron solo el 2% de los fondos de capital riesgo en 2021.
Las mujeres siguen estando particularmente subrepresentadas en el capital riesgo, habiendo obtenido tan solo un 1% de la inversión en capital riesgo en 2021.
Empresas lideradas por mujeres: grandes oportunidades de inversión
Es difícil entender las razones de esta tendencia cuando los números avalan que las empresas lideradas por mujeres son grandes oportunidades de inversión; generan el doble de ingresos por dólar invertido y fracasan un 28% menos que las creadas por hombres. Así mismo, favorecen la diversidad en la cúpula, algo de vital importancia si tenemos en cuenta que las empresas con una fuerte representación femenina en sus directorios tienen un 25% más de probabilidades de tener un rendimiento superior.
¿Cuáles son las causas que nos llevan a ese insuficiente tercio de mujeres emprendedoras y a ese alarmante 1% de inversión destinada a fundadoras? ¿De qué manera podemos atacar la raíz del problema y generar el cambio?
El reciente estudio Funding Women Entrepreneurs: How to Empower Growth liderado por el Banco Europeo de Inversiones, lanza un mensaje optimista: se observa una mejora gradual en la financiación en etapas iniciales para empresas dirigidas por mujeres. Además, el número de fondos de inversión fundados por mujeres o donde éstas trabajan como socias principales ha experimentado un incremento en el último año.
Sin embargo, las cifras siguen siendo tan alarmantes que el avance progresivo no será suficiente. Se necesita un cambio radical que aborde las áreas principales donde ahora mismo radica la raíz de la desigualdad:
Necesitamos más inversoras
La baja inversión en fundadoras está directamente relacionada con la baja presencia de mujeres en puestos de toma de decisión en fondos de capital riesgo (sólo el 5% de los socios gerentes de los fondos de capital riesgo de la Unión Europea son mujeres). Todos nacemos con sesgos y estos se reflejan en los procesos que llevamos a cabo a la hora de tomar una decisión.
- Se ha comprobado que los VCs moldean su formato de preguntas dependiendo de si delante tienen a una mujer o a un hombre. Mientras que las preguntas a las primeras suelen ir dirigidas a la supervivencia de la empresa, a los segundos se les realizan preguntas orientadas al crecimiento.
- Del mismo modo, las emprendedoras suelen tener un discurso más conservador y seguro mientras que los emprendedores prefieren un discurso basado en la ambición.
El resultado es que los fondos de capital riesgo con una socia mujer tienen tres veces más probabilidades de invertir en empresas dirigidas por una mujer que aquellos que no la tienen. Y esto no solo tiene que ver con el proceso. Las emprendedoras suelen emprender en sectores que conocen bien o con los que conectan emocionalmente (femtech, impacto social) buscan soluciones a problemas que ellas mismas han experimentado. Sencillamente, es natural que sea más fácil para una inversora valorar servicios y productos que pueden resolver los problemas que ella también ha experimentado.
Debemos derribar barreras y construir nuevos caminos
Existen barreras estructurales y sociales tanto en el lado emprendedor como en el inversor que están frenando el número de mujeres presentes en el ecosistema. Seguimos viviendo en una sociedad cuyas niñas son criadas bajo pautas de perfeccionismo que las alejan del riesgo. No debería extrañarnos comprobar que el número de mujeres que se embarcan en la aventura de emprender o de invertir, un camino que es, por definición, de riesgo, sea bajo. Se espera que los socios de un fondo aporten entre el 1% y el 3% del capital de un nuevo fondo y el ticket mínimo para entrar como miembro de un club de BA suele estar en torno a los 25k€ – 50k€. La mayoría de estas mujeres, además, suele carecer del historial de éxito y referentes que sí que tiene su opuesto masculino.
Y por si esto fuera poco, seguimos cargando con la responsabilidad biológica, moral y socialmente demandada de ser cuidadoras principales en nuestros hogares; las hormiguitas, las de la carga mental. Si tenemos en cuenta la mochila extra que normalmente tienen las mujeres a nivel personal; es comprensible que muchas potenciales grandes CEOs se hayan quedado en el camino.
Es el momento de implantar la inversión con lente de género; de poner en relieve los valores en femenino, de abrazar rasgos como la seguridad, la firmeza, la diversidad y la empatía; de asumir riesgos sin miedo a equivocarnos, de promover modelos que nos permitan probar y crear referentes; de saber que cuando vayamos a contar nuestra idea, nos encontraremos con alguien que valore nuestra motivación, los baches extras por los que hemos pasado como mujeres y comprenda el problema que buscamos resolver. La innovación no puede seguir avanzando sin tener en cuenta los conocimientos, experiencias y perspectiva de la mitad de la población.
Es hora de hablar, de verdad, sobre el elefante en la habitación.
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