2020 ha empezado con buen pie para la inversión socialmente responsable: el Parlamento Europeo y el Consejo han llegado a un acuerdo para redefinir los criterios para que una inversión sea sostenible medioambientalmente.
El acuerdo, denominado «EU taxonomy« (regulación de taxonomía, en español), persigue los siguientes objetivos:
- Adaptación y mitigación del cambio climático.
- Protección y uso sostenible del agua y recursos marinos.
- Transición hacia una economía circular.
- Control y prevención de la contaminación.
- Protección y restauración de los ecosistemas y la biodiversidad.
¿Cómo funciona?
Según el acuerdo, para que una inversión sea sostenible ha de contribuir a al menos uno de los objetivos anteriormente expuestos, y no dañar ninguno de los demás de forma significativa.
Además, incide en que la medición de esta sostenibilidad debe hacerse mediante un sistema de clasificación unificado y no nacional. Esto ocurre porque a nivel nacional los criterios suelen ser distintos entre sí, lo que podría desalentar la inversión más allá de las fronteras.
Respecto a los sectores, el acuerdo no excluye ni incluye en la lista negra ninguna tecnología o sector específico, más allá de los combustibles fósiles sólidos como el carbón o el lignito. Sin embargo, el gas y la producción de energía nuclear no están explícitamente excluidos de la regulación. El motivo es que estas actividades pueden etiquetarse como una actividad habilitadora o de transición en pleno respeto del principio de «no hacer daño significativo» (esto se comenta en el punto siguiente).
La nueva legislación también debería proteger a los inversores de los riesgos de «greenwashing«, ya que obliga a proporcionar una descripción detallada de cómo la inversión cumple los objetivos medioambientales.
Actividades de transición y «habilitadoras»
Los criterios de la taxonomía también deben garantizar que las actividades de transición necesarias para convertirse en una economía «climáticamente neutral», pero que en sí mismas son incompatibles con la neutralidad climática, deben tener niveles de emisiones de gases de efecto invernadero correspondientes al mejor desempeño en el sector o la industria.
Las actividades de transición no deberían obstaculizar el desarrollo de actividades bajas en carbono ni contribuir a los efectos de bloqueo intensivos en carbono, dice el texto.
Se aplicará una regla similar a las actividades que permiten directamente a un sector mejorar su desempeño ambiental (como la fabricación de turbinas eólicas para la producción de electricidad). A estas actividades las denominan «actividades habilitadoras«.
¿Cuáles son los siguientes pasos?
Ahora, el acuerdo tendrá que ser aprobado primero por los dos comités involucrados, y después por votación plenaria.
Para el 31 de diciembre de 2021, la Comisión deberá realizar dos labores. Por un lado, tendrá que revisar los criterios de selección. Y por otro, deberá definir qué criterios marcan que una actividad tenga un impacto negativo «significativo» en la sostenibilidad.
“La taxonomía para la inversión sostenible es probablemente el desarrollo más importante para las finanzas desde la contabilidad. Cambiará el juego en la lucha contra el cambio climático ”, dijo la negociadora principal del Comité de Medio Ambiente, Sirpa Pietikainen (PPE, FI). “Estoy satisfecha de que hayamos alcanzado un acuerdo equilibrado con el Consejo, pero esto es solo el comienzo. Ecologizar el sector financiero es un primer paso para hacer que las inversiones fluyan en la dirección correcta. Esto sirve para lograr una transición hacia una economía neutral en carbono ”, agregó.