Ser inversor de impacto es algo novedoso en España. En un mundo en el que siempre se ha separado el retorno económico y el social, con los extremos diferenciados de la inversión tradicional y la filantropía, hablar de un perfecto matrimonio entre ambos aún resulta un concepto extraño para muchos inversores.
Sin embargo, cada vez más personas se muestran afines a este movimiento. Es el caso de Rubén, quien, como la mayoría de los inversores de la Bolsa Social, tiene ese espíritu social que le ha llevado a invertir en ya varios de los proyectos que hemos publicado en la plataforma.
En esta entrevista, conocemos un poco más de cerca a este inversor de impacto. ¡Que la disfrutéis!
1. ¿Quién es Rubén y cómo comienza su trayectoria como inversor de impacto?
Soy una persona preocupada desde hace mucho tiempo con la situación medioambiental y social a la que nos lleva el sistema económico y social dominante. Miembro de una familia con dos hijas, para las que quisiera contribuir a dejar un mundo algo mejor, con más opciones realmente sostenibles en el largo plazo y que permita llegar a sociedades más conscientes.
En definitiva, un ciudadano que sabe que las pequeñas decisiones de muchas personas pueden ayudar a catalizar grandes cambios.
2. ¿En cuántos proyectos has invertido con nosotros? ¿Cuáles son?
Desde que oí hablar de la Bolsa Social me pareció que había que interesarse. Llevó un tiempo dar el paso, pero hasta el momento hemos invertido en 6 proyectos de la Bolsa Social. Son de diferentes áreas y tenemos a Farmidable, Screenly, La Casa de la Aldea, Vox Prima, PRISMAB y ONE OAK.
Esperemos que vayan demostrando que, de conjunto, son una opción sólida y que, si no se obtiene una buena rentabilidad monetaria, al menos sí se mantiene la capacidad adquisitiva del conjunto de esos ahorros que les hemos destinado.
3. ¿Por qué decides invertir en proyectos de este tipo? ¿Qué esperas lograr con tus inversiones?
Conocí La Bolsa Social al leer un artículo en la revista Alternativas Económicas que, como su propio nombre indica, señala que ya tenía inquietudes respecto de otros modos de ver la economía. Me acerqué a su web y me interesé por el tipo de proyectos que financiaban y el modo en que se hacía. Me gustaron las posibilidades que mostraba, de modo que decidí dar un paso adelante.
Estas inversiones nos parecen un modo acertado de diversificar, y lo que es más importante, son una vía para contribuir a que proyectos económicamente viables puedan desarrollarse teniendo impactos positivos en áreas que hoy día no suelen computar en los balances. Mi visión es contribuir a la transición hacia una economía sostenible ambiental y socialmente.
4. ¿Qué tipos de proyectos de impacto social te atraen más?
El medio ambiente es lo que más me ha empujado desde que era joven, pero conforme fui madurando la parte social fue ganando parte de mi inquietud. Por otro lado, desde que tuvimos hijas el interés por la educación se hizo muy presente. Además creo que la educación, esa que va calando en la sociedad, es la única vía para que tanto el medio ambiente como la sociedad puedan fructificar.
Alinear los proyectos con los Objetivos de Desarrollo Sostenible me parece estupendo ¿quien puede decir que poner fin a la pobreza, proteger el planeta o garantizar que todas las personas gocen de paz y prosperidad no es una gran idea? Al fin y al cabo todo está interrelacionado- ahora que lo sabemos solo hace falta dar pasos reales en la dirección correcta.
5. ¿Qué información valoras más en los proyectos en los que inviertes?
En primer lugar está la idea en sí, con su impacto social/ambiental, este es el motivo por el que uno se decide a invertir en esta plataforma. Después, viene la viabilidad económica, si el modelo de negocio no parece viable sabemos que no va a llegar lejos; es una inversión y hay que ser pragmáticos al respecto. La última clave es la confianza que transmite el equipo: que, además de la ilusión con el proyecto, tenga la capacidad de manejar la complejidad que conlleva implementarlo. Estas tres claves son las que sellan el que se vea como buena opción de inversión.
6. ¿Cuáles crees que son las claves para realizar una buena inversión de impacto?
A mi forma de ver, se buscan dos cosas: rentabilidad e impacto ambiental/social.
Para saber si tiene ese carácter diferenciador, el proyecto debe dejar claro que el beneficio económico no es el verdadero valor de las cosas. Para saberlo podemos simplemente ponernos las gafas de la contabilidad clásica: sabiendo que el Patrimonio es igual a los Activos menos el Pasivo exigible, hay que preguntarse si ese proyecto se dedica a liquidar el capital natural y/o social del planeta llamándolo ingreso. El proyecto ideal deja clara la intencionalidad de generar ese impacto positivo.
En cuanto al rendimiento financiero, se mira como en cualquier inversión más ortodoxa, el punto diferenciador es la tranquilidad de que el retorno financiero irá necesariamente ligado a un impacto social y/o ambiental positivo.
7. ¿Qué te parece la comunicación de los proyectos con sus inversores? ¿Qué recomendaciones les darías a los emprendedores a la hora de comunicarse con vosotros?
En general la comunicación es buena. Se responde a las inquietudes de los inversores y se les suele tener informados.
Lo que les recomendaría a las empresas financiadas es que sean lo más claras posible con los inversores, particularmente en lo que respecta al destino de las inversiones y las cuentas. La transparencia no solo se la debes a quienes han apostado por tu proyecto, sino que además es esencial a medio/largo plazo.
Las cosas no siempre discurren por los escenarios planteados, todos lo sabemos, pero puede ser una oportunidad para incrementar la confianza. Cuando algo se desvía de lo esperado, la mejor forma de generar confianza es mostrar qué se va a hacer al respecto.
8. ¿Cuál es tu visión a futuro del mundo de la inversión de impacto, en España y en el mundo?
Creo que irá creciendo aunque despacio, no solo por motivos sociales o ambientales, sino porque poco a poco se irán computando cada vez más los riesgos inherentes a los modos de inversión más tradicionales. Parece que incluso desde las frías calculadoras monetarias ya empiezan a computarse en algunos modelos.
Conforme se va viendo, hay cada vez más opciones que ofrecen un retorno financiero en inversiones con impacto social y ambiental. Mientras haya un retorno positivo irá ganando momento. Cuando se confirme y difunda que, además, es más resiliente en épocas de crisis no hay duda que tendrá una cuota adecuada de mercado.
9. ¿Qué crees que hace falta para que el impacto social cale de forma definitiva en la inversión y en la forma de hacer negocios?
Lo que falta sería que se visibilizaran los balances de la actividad desarrollada más allá del estado de cuentas financiero y monetario, aplicándolo a todas las empresas del mercado. Hay que aprender a internalizar todos los costes ecológicos y sociales de nuestros negocios, haciéndolo una información ineludible y pública.
Cuando el precio de cada cosa revele la verdad de sus costes, la mayoría invertirá a lo largo de su vida tal y como intenta vivirla, con arreglo a sus valores. Temo que, en muchos casos, ambas cuestiones estén disociadas sin darnos cuenta.
10. Por último, ¿cuál es tu mensaje final para quienes estén leyendo esta entrevista, ya sean emprendedores, inversores o gente interesada en el mundo del impacto social?
Que se animen a mirar las opciones que se dan en la Bolsa Social. A los inversores nos abre un surtido poco habitual en otros mercados, ofreciendo proyectos alineados con nuestros valores. Para los que necesitan financiar su negocio, se ofrece una vía para dar un paso que difícilmente conseguirán por las vías tradicionales. Y no me refiero solo al montante económico, sino al eco social que, paralelamente, pueden conseguir junto a un montón de pequeños inversores ilusionados con que cada proyecto funcione.