Damos la bienvenida al nuevo año y toca plantearnos nuestros nuevos propósitos. Desde el estallido de la crisis económica y el sinfín de nuevas oportunidades que ofrece la tecnología, cada vez son más los que se replantean que ética y economía son inseparables y toman nuevas decisiones a la hora de pensar qué hacer con su dinero. ¿Has pensado cambiar tus hábitos relacionados con la ética, la economía y la inversión?
A la hora de invertir, los criterios para elegir las empresas también están cambiando. Tal vez todavía no te has planteado la necesidad de aplicar la ética a tus criterios económicos y quizás desconozcas qué es un inversor de impacto social. Te dejamos estas claves para que puedas descubrirlo y pensar en nuevos hábitos económicos para 2016, como la posibilidad de contribuir al crecimiento de empresas que generan mejores condiciones de vida social o medioambiental:
- Busca algo más que rentabilidad: El inversor de impacto quiere que sus decisiones de inversión también tengan un impacto en la sociedad, más allá de la rentabilidad que pueda obtener.
- Es exigente y selectivo: Las empresas deben tener un buen modelo de negocio probado y ser escalables, para aumentar el valor de la inversión y el impacto positivo que producen.
- Se compromete con la empresa: El inversor de impacto apuesta por la empresa para crecer con ella en el largo plazo, tanto en rentabilidad como en impacto social. Igualmente, empatizan con la iniciativa y la comparten en sus círculos, permitiendo ampliar el crecimiento y la visibilidad de la empresa.
- Quiere conocer el impacto: El inversor de impacto demanda información sobre el impacto social de la empresa. Por lo que las compañías deban medir su impacto social con indicadores precisos y significativos, tanto cualitativos como cuantitativos, y reportarlos al inversor periódicamente.
- Diversifica: Como cualquier inversor responsable, el inversor de impacto social, planifica su inversión apostando por varios proyectos y es consciente de los riesgos de invertir en empresas jóvenes, por lo que se informa bien sobre la empresa y su equipo y apuesta por varias.
El fenómeno de la inversión de impacto social, es decir de invertir en empresas rentables y que a la vez generen impacto positivo, está en auge. Sólo en Europa movió en 2014 operaciones por valor de 3.000 millones de euros en plataformas de inversión alternativa online, como la Bolsa Social.