Farmidable: «Cuando sabes de dónde viene lo que comes, le das un valor y un respeto diferente»

Farmidable abrió el lunes 16 de enero una campaña de crowdequity a través de la Bolsa Social. Buscaban un máximo de 90.000 euros para lanzar un modelo de consumo ya testado en el Colegio Zola de Las Rozas (Madrid). A través de una plataforma online, esta startup une a productores locales de alimentos ecológicos y naturales con familias que quieren alimentarse de forma saludable y consciente.

En tan solo una semana han reunido el capital de 35 inversores, con el que realizarán su plan de expansión primero por los centros escolares y, más tarde, por el resto de España. Esos colegios servirán de punto de recogida semanal para que las familias recojan la compra hecha a los productores a través de farmidable.es.

—¿Cómo se os ocurre esta idea tan farmidable?

—Pablo Stürzer: Porque se me rompe un ligamento.

La inversión de impacto social sale de su escondite, según The Economist y Forbes

De la inversión de impacto social hemos podido escuchar que «es una moda», que es una quimera de ingenuos y que lo social no es rentable por definición. A principios del año pasado, en los habituales Encuentros de la Bolsa Social, los expertos del sector reconocían que todavía quedaba mucho prejuicio por romper en España.

La inversión de impacto social es aquella que se hace en empresas cuyo negocio tiene dos objetivos: producir cambios positivos en  la sociedad y el medio ambiente, a la vez que devolver una rentabilidad económica. Hasta ahora, esta parte de las finanzas se ha movido, desde el comienzo del siglo XXI, entre gran desconocimiento. Sin embargo, como atestiguan recientes publicaciones de The Economist o Forbes, la inversión de impacto podría estar ya abandonando su nicho para alcanzar cotas cada vez más mainstream.